domingo, 11 de noviembre de 2007

Hijo del miedo



Qué clase de hijo eres
si no crees en los jardines de rosas terribles
que trepan por tus ojos y rompen los cristales de un mordisco.

Aráñame los brazos con tu boca
y arráncame el cansancio y este dolor.
Qué cada puñalada de tus manos
sea a la muerte que grita y sangra...

Y tus pupilas, vástagos de miedo, observen la perversión de nuestras bocas junto al final de nuestros días.


-L-

1 comentario:

ElPequeñoCorintio dijo...

De lo mejor... pero claro con pupilas y perversion en los ultimos versos... con eso ya todo me parece bueno.

Me gusta como recriminas y pides, y me gusta lo que pides.

Besos con ojos llenos de dientes

Pd: Mis pupilas hace tiempo que dejaron de servir al miedo, para ser miedo en si mismas.