M

M se queda dormida a oscuras pensando,
que un día, entrarán a hurtadillas
y tratarán de quitárselo todo.

Entonces, mete la mano debajo del colchón, acaricia su rifle, y espera…

“Nadie me quitará lo que es mío”
“Nadie me quitará lo que es mío”.


Al rato, consigue dormirse, pero sólo logra soñar en blanco y negro.

Cuando amanece, no recuerda nada de lo anterior,
pero al ver sus manos manchadas de sangre…
decide lavarse con cuidado.
Y mientras los restos desaparecen por el desagüe,
M se consuela, pensando...

“Esa sangre no tenía nombre…
“Esa sangre no tenía nombre...”

Y no vuelve a preocuparse por ello hasta que llega la noche,
y los muertos sin nombre vuelven, para apagarle la luz.


Escuchando Obstacle 2 de Interpol