Mire sus dedos
deben tener huellas de apagar hace poco 
una radio
de tocar una flor
de mezclar una pócima con fuerte dosis de esperanza 
analice sus genitales
nueve de cada diez
hace treinta minutos hizo el amor 
abra sus ojos
todavía la luz de una estrellale ilumina la muerte 
su corazón no palpita pero busca 
su perro no sabe dónde ir
sus canciones todavía suenan la hierba 
ya comienza a secarse 
recoja su último poema de sus manos 
ah
y no le dé la espalda
está muerto pero no está vencido. 
Jose María Zonta
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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